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dilluns, 24 de desembre del 2012

La verdad sobre el sexo masculino. Piergiorgio M. Sandri. La Vanguardia.


El varón de hoy en la cama es menos agresivo y más complejo. El cambio de papeles en la pareja desorienta a los hombres.
Los hombres han sido tachados de simples o primarios en lo referente al sexo, pero todo apunta a que el varón está experimentando cambios profundos en su manera de vivir este aspecto de sus relaciones
Cuenta el psicólogo José Bustamante que, cuando en alguna reunión explicó que estaba escribiendo un libro sobre sexualidad masculina, le dijeron cosas del tipo: “¿Un libro sobre sexualidad masculina? Yo te lo escribo en medio folio y me sobra espacio. Los hombre son muy simples”. Ahora, meses después, ese libro no sólo lo ha terminado (¿En qué piensan los hombres?, Paidós), sino que ha conseguido llenar más de 300 páginas sobre el argumento. Al parecer, hay tema. “Cada día en mi trabajo me encuentro con más mujeres que me preguntan: ‘¿Qué les está pasando a los hombres? De verdad que yo no los entiendo’”. ¿Qué ocurre? Ha llegado el momento de desmontar algunos lugares comunes.

Los hombres siempre están dispuestos a tener sexo
¿Seguro? En el imaginario popular, está asumido que ellos tienen pensamientos sexuales constantemente y que, al final, ellas son las que toman la decisión de ir a la cama, porque, si dependiera de ellos, no harían otra cosa. En el verano del 2009 Arnold Schwarznegger confesó que su esposa le había castigado con varios días sin sexo por apoyar a George W. Bush (años después se divorciaron, pero esta es otra historia). Pues bien, José Bustamante cree que no es verdad que los varones estén siempre obsesionados con el monotema. Y tampoco es cierto que ellas estén desinteresadas. De acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Sex Research en el 2011, el número de pensamientos de los hombres jóvenes acerca del sexo ascendía a 19 veces por día, mientras que las mujeres registraban una media de 10 pensamientos… que aspiran a convertir en realidad. Y tal vez este sea el punto clave.
“Ahora ella es la que pide sexo. Y el hecho de que lo diga produce cierto descoloque. De alguna manera se están intercambiando los cromos. Las mujeres ya no tienen problema en buscar en el sexo un mero intercambio de placer. Hay hombres que me dicen en la consulta que se sienten utilizados, que les gustaría quedarse abrazados en la cama después de hacer el amor. Algunos se sienten forzados a tener sexo. Se sienten un juguete. El sexo, para ellos, se ha vuelto… muy olímpico. Los hombres estamos un poco perdidos. Papeles siempre ha habido. Pero en la actualidad no se sabe quien interpreta qué. Hay quien vive mal la emancipación de la mujer. Creemos que se nos juzga nuestra masculinidad”.
Fernando Villadangos, psicólogo clínico, terapeuta de pareja, presidente de la sociedad de sexología Al-Garaia, y autor del libro Sexualidad masculina: ¿hombres o titanes (Al-Garaia), confirma que “uno de los problemas más frecuentes a los que nos enfrentamos en nuestra profesión es la falta de deseo masculina. En numerosos casos, ellos sienten demasiado la presión. A muchos hombres les choca que una mujer pueda tener más ganas de sexo que él. Todavía se agarran a su papel tradicional y están un poco desconcertados”. Arthur Miller, adelantado a su tiempo, ya lo escribió: “Los hombres temen el sexo más que las mujeres”. Y, efectivamente, según los expertos consultados, el miedo a fallar está en la base de la mayoría de los problemas de deseo de los hombres: miedo a perder la erección, a eyacular antes de tiempo, a que el tamaño no sea suficiente, a que ella no disfrute. Y, evidentemente, también hay que sumar el estrés, que provoca una disminución de la testosterona.

El varón siempre quiere acostarse por placer
El cómico estadounidense Billy Cristal una vez en broma dijo: “Las mujeres necesitan una razón para tener sexo. Los hombres sólo necesitan un lugar”. Hay que ir al fondo de la cuestión: ¿por qué el hombre desea tener sexo? “Es verdad, antes el hombre practicaba sexo por placer. Pero está demostrado que hay varios motivos detrás del deseo masculino. En ocasiones los hombres buscamos sexo para sentirnos queridos, para asegurarnos que la relación sigue funcionando, para comprobar que a pesar de las discusiones y los problemas, la relación no peligra. Muchos varones utilizan el sexo para equilibrar carencias, cuando se sienten frustrados porque las cosas no van bien”, dice Bustamante.
Así que detrás de las apariencias y los tópicos habituales, ¿los hombres de hoy serían más sentimentales que sexuales? Cuenta Bustamante que un día Pau, un paciente suyo, se presentó a su consulta así: “No entiendo lo que les pasa a las chicas hoy en día. En cuanto les explico que me apetece tener pareja, que añoro compartir un domingo de siesta y cine, que me gustaría casarme o tener hijos en un futuro, actúan igual que si les dijera que tengo una enfermedad contagiosa. ¿Qué hay de malo en querer estar con alguien?”. Hace años tal vez alguien habría tachado a Pau de hombre poco… macho.

Algo está cambiando.
Hoy en día cada vez más varones se sueltan para transmitir sus emociones. “A los hombres no nos han enseñado o no hemos aprendido cómo expresar los sentimientos con la facilidad con la que la mayoría de mujeres lo hacen y el sexo, para nosotros, es a menudo la única manera de decirlo. A pesar de la frialdad que a veces podemos mostrar, también somos capaces de amar, enamorarnos y si las mujeres nos pincháis, os aseguro que sangramos”, afirma Bustamante.
Ellos se excitan tal sólo apretando un botón A diferencia de las mujeres, que viven la sexualidad de una forma mucho más compleja, los hombres siempre estarían a punto para cumplir en la cama sin demasiadas dificultades: que no necesitan preliminares, que basta un conjunto sexy o un escote para activar en seguida sus fantasías… Pero los hombres también son complejos. Las estadísticas dicen que más del 95% de la población sufrirá una dificultad sexual en algún momento de su vida y un 60% acabará desarrollando un problema sexual. Según el sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff, “el hombre adulto normal suele tener una insuficiencia eréctil cada 5 o 6 intentos de coito”. Así que el verdadero hombre no debería ser capaz de conseguir una erección con cualquier mujer, en cualquier momento y en cualquier situación. La medicina confirma que es así. El éxito del coito no es su responsabilidad, ni tampoco el fracaso su culpa.

Los hombres son infieles por naturaleza
Esta tesis se basa en el patrón antropológico del hombre cazador, que persigue constantemente a mujeres fértiles para que sus genes se propaguen. Una vez más, los sexólogos coinciden: esto suena más bien a excusa (biológica). Hay hombres y mujeres infieles. Es una decisión personal, que no depende del sexo. “Lo que sí es seguro es que no estamos preparados (hombres y mujeres) para ser monógamos. Somos infieles por igual, sí; pero no igual. Aunque la tendencia empieza a cambiar, en la actualidad son muy pocas las mujeres que son infieles únicamente por sexo. Por lo general, buscan algo más, algo así como una infidelidad emocional”, indica Bustamante. Dijo una vez Sharon Stone que “las mujeres son capaces de fingir un orgasmo, pero los hombres pueden fingir una relación entera”. Pero tampoco es que los hombres que busquen aventuras sean esclavos de los caminos de la lujuria. “A veces la infidelidad obedece a un mecanismo de compensación, para buscar un equilibrio para seguir en una relación en la que no se es feliz. Los hombres somos muy cobardes en las relaciones y a menudo buscamos un pretexto fuera, antes que enfrentarnos a una conversación. Hay infidelidades que tapan estas dificultades y que, paradójicamente, mantienen unidas a las parejas”, señala Bustamante.

A los varones les cuesta más ponerse celosos
Escena: ella le dice (a lo mejor mientras él mira un partido de fútbol): “No te molesta que quede con mi ex? ¿No dices nada? Vamos que te da igual... ¿Será que ya no me quieres?”. Como si el hombre, tan seguro de sí mismo, no pudiera ni siquiera concebir la posibilidad de que su pareja pudiera caer en la tentación. Tal vez porque hace años esto era más difícil que ocurriera (en cambio, en el pasado que el hombre viviera alguna aventura era casi tolerado). Los celos, evidentemente, no son cosa sólo de mujeres, dice Bustamante. Pero se viven de forma diferente. Ellas tienen más miedo a perder la pareja (esto genera tristeza, baja autoestima, etcétera), mientras que ellos sienten miedo a que se estén burlando de ellos o engañándoles (esto causa enfado, rabia, agresividad). Estos últimos también son celos.

El tamaño no importa
El concepto se repite hasta la saciedad, pero la realidad es que para los hombres sigue importando. ¡Y mucho! Según Fernando Villadangos, “todavía todos se preocupan por rendimiento y tamaño, de acuerdo con un modelo falocrático que es obsoleto”. Por cierto, según la Asociación Española de Andrología, el tamaño medio del pene es de 13,5 centímetros. En Corea, la media está en 9,6 centímetros. Italia, Francia y Rusia oscilan entre los 15 y los 16. El 95% de los españoles goza de un pene perfectamente funcional. “Si la profundidad media de la vagina es de 9 a 12 centímetros, ¿qué utilidad sexual tendría un pene mayor?”, escribe Bustamante en su libro. Una vez que se tenga la talla mínima (siete centímetros), el placer sexual que se obtiene durante la penetración no tiene relación alguna con el tamaño. Pero para muchos hombres la falta de centímetros sigue siendo un problema. Es lo que, con cierta frivolidad, se ha llamado síndrome del vestuario. Y, si no, tomen nota de estos datos: 25.000 estadounidenses ya han decidido pasar por quirófano. Y, en España, según la Asociación Española de Andrología, en los últimos tres años se ha triplicado el número de hombres que recurre a la cirugía para aumentar el tamaño de su falo –en muy pocos centímetros, por cierto–, cuando el 90% de los que llegan al quirófano… ¡tiene un miembro normal!

Ellos siempre tienen orgasmos
A diferencia de las mujeres, que suelen tardar más para acabar (y empezar) la relación sexual de manera satisfactoria (lo que les lleva, a veces, a fingir orgasmos), la biología indica que el hombre se excita más rápido y llega a la cota máxima del placer con más facilidad. Sin embargo, en contra de la opinión común, el orgasmo masculino está lleno de matices y no todo es tan fácil como parece. Se estima que entre un 3% y un 4% de los hombres tiene problemas para eyacular o para tener orgasmos. Las dos cosas suelen ir juntas (se eyacula después del orgasmo), pero no siempre es así. A veces se llega a eyacular por dentro. Puede ser una disfunción orgánica (a raíz de diabetes, fármacos o como consecuencia de alguna operación…) o fruto de un acto voluntario. Habría que mencionar aquellas técnicas orientales, como el sexo tántrico, que pretende, mediante ejercicios musculares en la zona pélvica, conseguir un orgasmo sin llegar a eyacular por fuera (sería tema para otro reportaje). Otras veces, en cambio, no hay orgasmo alguno y se habla, por lo tanto, de anorgasmia masculina. Consecuencia: las estadísticas indican que un 10% de los varones finge el orgasmo con su pareja. Motivos no le faltan: porque les cuesta alcanzarlo, sienten que van a perder la erección, no disfrutan, o les duele. Otra cosa es que sepan fingir tan bien como Meg Ryan en la película “Cuando Harry encontró a Sally” (1989).

El punto G masculino no existe
Falso. Dicen las teorías científicas más recientes que el punto G existe, lo que ocurre es que hay ciertos tabúes. Se encuentra en el interior del recto, a unos 5 cm del ano y en la pared que da hacia la vejiga, en la próstata, un lugar rico en terminaciones nerviosas. Para estimular este punto bastaría, una vez dentro, hacer una presión hacia delante, como si se intentara tocar el pene desde el interior del cuerpo de él. Dependiendo de las culturas, esta búsqueda se ha asociado erróneamente a la homosexualidad, cuando los dos conceptos no tienen nada que ver. Una cosa es que el hombre desee ser estimulado en el punto G; otra son las opciones sexuales de cada persona. En todo caso, no hay que olvidar que el hombre también cuenta con muchas otras zonas erógenas más allá del pene. Desde la zona del periné (la que va del ano hasta los testículos), pasando por las orejas, la espalda y hasta los pezones, hay mucho donde elegir. ¡Los hombres se excitan de muchas maneras!

Los hombres son los que suelen llevar la batuta en la cama
José Luis Arrondo Arrondo, jefe del departamento de Andrología de la Universidad de Navarra y autor del libro Historia íntima del pene (Elsevier), explica que este tópico hace tiempo que ha dejado de ser válido. “Hasta ahora, hombres y mujeres hemos sido víctimas del papel que nos ha tocado representar en el teatro de la vida y de la alcoba. Pero ahora la mujer ya no acepta el papel de madre sumisa que quiere tener hijos”, explica. Ahora ellas tienen la palabra. Y al macho, le toca responder. “Si el pene pudiera hablar, le diría a su amo que está harto de asumir tantas responsabilidades. La sexualidad del varón no debería estar fundamentada en el rendimiento ni en la cantidad. Por ello, es necesario acabar con muchos de los mitos existentes, tales como que el varón debe llevar siempre la iniciativa”, sostiene. Carmen Loureiro, especialista en inteligencia emocional, responsable del proyecto de aprendizaje social y emocional de la Fundación Eduardo Punset, acaba de publicar un libro, Maldito amor (Oniro), en el que comenta diez relatos de amor escritos por Marta Rivera de la Cruz. “Hay estudios que demuestran que una mujer disfruta más sexualmente con un guapo que con un feo. ¿Por qué no? Es así. Y otras investigaciones sostienen que cuando la mujer está ovulando tiende más a elegir hombres robustos, mientras que el resto de los días los prefiere más dulces. Todo esto, al final, afecta a la relación y hay hombres que están hechos un lío, están en tierra de nadie. Se cuestionan su valor sexual. Creo que estamos en un periodo de transición. Por ejemplo, la virilidad antes se asociaba a patrones de fortaleza física y valentía. Ahora no se trata de exhibir esta masculinidad, sino más bien liderazgo, simpatía”.

Ellos no han vivido ninguna revolución sexual No es cierto.
Es más: el hombre está en ello. Es innegable que las mujeres llevan unos años de ventaja, a raíz de un proceso de cambio de costumbres que empezó hace unas décadas, desde 1968 en adelante (por lo menos en Occidente). Pero, de alguna manera, ellos están empezando. “Mientras las mujeres han roto los estereotipos y están dispuestas a todo, el hombre todavía busca un modelo que sustituya al del macho. El varón está empezando a vivir su propia revolución sexual y es una fase en la que el sexo fuerte puede verse desorientado o inseguro. Pero más que una crisis de la masculinidad, estaríamos casi ante una liberación sexual”. Este experto concluye: “Nosotros también podemos ser tiernos, cambiar pañales. Lo del macho nos estaba esclavizando. Ahora somos conscientes de que hay que compartir, no hay que rendir. Y esto libera mucho”. 

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