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diumenge, 24 de febrer del 2013

Cómo hemos cambiado... El cine, en las relaciones. Códigos, normas y otras alternativas del 'amor'. Beatriz G.Portalatín

Las películas de amor de los años 60 y 70 muestran un romanticismo extremo
En los 80, se presenta un modelo de pareja muy "deseado" y con éxito profesional
A principios de 2000 aparecen películas sobre la violencia de género
Dicen que no hay una relación de causa-efecto entre el cine y la vida, sino que se trata de una mera correlación: el cine acompaña a la vida. "A veces va por detrás de ella, otras por delante", asegura Florentino Moreno, profesor de Psicología Social en la Universidad Complutense de Madrid y experto en psicología y cine.
Por ello, el buen cine –y el buen director- está muy pendiente de lo que pasa en la sociedad: lo capta, lo reproduce y lo envía fuera. Y todo eso, "a través de una pantalla se intensifica". Y así, son muchas las veces donde el cine, sin darnos cuenta, nos ha condicionado en algún momento de nuestra vida, incluso reproducimos frases que jamás llegaron a existir en una película… 'Tócala otra vez, Sam'.
Unas veces, añade el psicólogo Luis Muiño (y autor junto con Moreno del libro 'El factor humano en la pantalla', 2003) el séptimo arte copia la vida y otras al contrario. Tanto es así, que "los actores comenzaron a fumar en la pantalla cuando el tabaco empezó a estar bien visto socialmente, pero el hecho de que los del 'Star-System' fumaran con elegancia acabó convirtiendo esos gestos en parte de los rituales de seducción en la vida real". El cine además, aporta intensidad emocional a la hora de hablar de ciertas teorías psicológicas. Las imágenes, la música... todo, asegura, está hecho para provocar sentimientos y eso es la mejor forma de llegar a la gente.

Y ¿el amor?, cómo hemos cambiado
También, dicen los expertos, pasa así con nuestra concepción del amor. Está claro que no hay los mismos roles (el hombre no es sólo el que toma la iniciativa) ni la misma idea sobre el amor para toda la vida, las relaciones y el sexo que teníamos hace 20 años. Por ejemplo, detalla Moreno, 'Love Story' (Arthur Hiller) o 'West Side Story'( Robert Wise y Jerome Robbins), clásicas películas de amor de los años 60 y 70, muestran un romanticismo extremo y un modelo ideal de cómo debía de ser una pareja en aquélla época.
Nada que ver con los años 80, donde ese modelo cambiaba. 'Nueve semanas y media' (Adrian Lyne) presenta un prototipo de modelo de pareja muy "deseado" de esa época donde primaba el éxito profesional y la independencia de cada uno. A principios de 2000 aparecían películas sobre los malos tratos como 'Te doy mis ojos' (Icíar Bollaín), ganadora de siete premios Goya, muy representativa de unas relaciones que no deseamos y que ha influido bastante en la interpretación de lo que es la violencia de género.

Otra, 'marca de la casa', que refleja, según este experto, una concepción del amor muy actual del momento en que viven, la ofrece un tipo de pareja de 'veintitantos- treintaitantos' que no se decide, que no sabe si casarse o qué tipo de relación llevar, es 'Días de fútbol' (David Serrano). "Casi todas las películas que han tenido éxito reflejan el momento histórico en que vivimos", destaca. Tal es el caso también, añade Muiño, de 'El otro lado de la cama' (Martínez-Lázaro).

ELEMENTOS CLAVES
Según explica el profesor de la UCM, hay cuatro elementos claves, que tienen que ver con nuestras relaciones de pareja, dentro de la relación del cine y la psicología.
El cine aporta información. Esto es, la pantalla ofrece cosas novedosas, y estas puede que las conociésemos o no. Puede ser nuestra primera aproximación a diferentes tipos de relaciones, vínculos o distintos comportamientos sexuales. Es una mera herramienta de información.
El cine como modelo. Según Moreno, el más importante de todos. Esto es, a través de las imágenes cinematográficas vamos cambiando nuestra conducta, "las modela". Alude por tanto a la conocida, dentro de la psicología, 'teoría del aprendizaje social de Bandura', (aprender de los modelos que vemos y que han funcionado). En el cine es lo mismo, cuando vemos personajes con lo que nos podemos identificar y si les ha ido bien haciendo determinadas cosas, es más probable que repitamos esa conducta. Eso sí, matiza: "Nadie reproduce una conducta que ha visto en el cine que no vaya dentro de su línea de conducta general".
Legitimación de los comportamientos. El cine pone el sello de "legitimidad", de "autenticidad" y de "modernidad" a los valores actuales que demanda la sociedad y por tanto también a nuestros comportamientos sexuales y de pareja. Para desenmarañarlo, pone un ejemplo. Comparar en tres películas la violencia en una pareja dentro de tres situaciones idénticas pero separadas en el tiempo: 'Un tranvía llamado deseo' (Elia Kazan), 'Esa pareja feliz' (Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem) y 'Los lunes al sol' (F. León de Aranoa). "Ahí te das cuenta de lo que ha cambiado el mundo y sus valores", confiesa. 'Un tranvía...' ahora no tendría impacto en la sociedad porque lo que sucede y cómo sucede está deslegitimizado, ya están fuera de la vida cotidiana. El cine legitima y reafirma lo que ahora es un valor en la sociedad", mantiene.
El cine nos presenta prototipos. Condensa en una hora media-dos la vida, lo más potente de la vida de un individuo, de un hecho histórico y constituye un prototipo, que suelen ser extremos y por tanto contribuyen de algún modo, explica Moreno, a intensificar determinadas tendencias. No nos presenta personajes desdibujados- como somos todos nosotros- sino que nos muestra blancos o negros. "No hay grises", insiste.

QUE TOQUE ALGO DE TU VIDA
Después de todo esto, estaríamos ante la pregunta clave, en la que si tuviéramos una respuesta clara, todo director tendría la fórmula del éxito. ¿Qué elementos debe tener una película para que nos influya? Según Moreno, desde el punto de vista psicológico, tres son las piezas fundamentales: la película debe aportar algo nuevo, que toque algún elemento que tiene que ver con tu vida (no se trata de reproducir algo que hayas vivido, sino de que simplemente, sea cercano) y por último, que el mensaje de la película esté claro, que no haya ningún tipo de confusión.
Además, hay momentos que son más proclives a que el cine nos pueda condicionar más o menos. Estos son, según explica el profesor, los momentos de depresión y aquéllos en los que tienes que tomar una decisión, donde estás mucho más receptivo a que te influya cualquier mensaje como forma de ayuda. Así como que son las circunstancias vitales y no los factores de personalidad lo que hace que una película nos pueda influir más o menos. A pesar de esto, dice, es raro que alguien admita estar influenciado por algo. Caemos en lo que la psicología ha denominado como: 'error fundamental de atribución'. Esto es, creer que nuestra conducta está guiada por factores internos y la de los demás por las circunstancias que nos rodean. "Pero los medios de comunicación y por tanto el cine, nos influye más de lo que pensamos", admite.
Y por ello, para finalizar, propone un pequeño ejercicio: Piensa en las películas claves de tu vida, de tu infancia, adolescencia, juventud y vida madura y trata de asociarla a por qué crees que es o ha sido importante. "Aunque no fuera una gran película, por algún motivo te hizo pensar, reflexionar, darle vueltas a algún asunto o incluso animarte a hacer algo". Por tanto, todo depende de las circunstancias vitales de cada uno.

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