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dimarts, 7 de maig del 2013

"UN POLVO DE MENOS ES MEJOR QUE UNO DE MÁS". Antoni Bolinches. La Contra de la Vanguardia 12/07/11

Antoni Bolinches, psicólogo y sexólogo.
Tengo 63 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy psicólogo desde hace 33 años, especializado en sexualidad y crecimiento personal.Tengo hijo, nieto y una pareja no convivencial. Soy un votante huérfano. Soy humanista, católico no practicante. La pareja es para el que se la trabaja.

Sexo y felicidad
Bolinches es el psicólogo catalán más traducido. Una de sus obras señeras es Sexo sabio, y de eso hablamos: “La competencia sexual es hoy uno de los componentes de la autoestima”, y de ahí que condicione nuestra felicidad. Su última obra, La felicitat no té preu (Ara Llibres), aporta ideas útiles: “La felicidad no es una estación término, es una manera de viajar” (Runbeck), “no es esta cosa o aquella, sino cómo te tomas todas las cosas” (Barjavel), “soy afortunado: nada en la vida me fue fácil” (Freud: es su lema). Y me subraya otras propias: “Vivir es arriesgarse, caer y levantarse”, “lo que más me ha servido es lo que más me ha costado” y “madurez es capacidad de resistir a la frustración”.

Pareja no convivencial, me dice. ¿Qué quiere decir?
Que mi pareja y yo mantenemos una convivencia parcial: ella cría a sus tres hijos y yo llevo mis responsabilidades familiares derivadas de mi anterior pareja.

Situación hoy frecuente...
Cada uno vive en su casa, y convivimos durante los fines de semana.

¿Y lo llevan bien?
Es lo mejor en estos casos: ¡lo aconsejo! Sobre todo si hay hijos adolescentes por ambas partes: juntarlos hace brotar rivalidades. ¡Una convivencia parcial es muchísimo más sana que la suma de problemas y caos!

¿Tan problemática es la convivencia?
¿Lo duda? ¡Es un lío! La convivencia es lo que erosiona la pareja.

Pero ¿qué alternativa ve a la pareja?
Es la peor institución, descartadas las demás. No hay modelo mejor: la pareja estable favorece el amor, pero estropea el sexo.

¿Por qué estropea el sexo?
El deseo lleva a la pareja... pero la disponibilidad sexual en pareja difumina el deseo.

¡Dramática paradoja!
“El amor nace de nada... y muere de todo”, dijo A. Carr. El amor es una flor que nace en el campo, pero debe cultivarse en jardín.

¿Y cómo se hace eso?
Alimentando el deseo: masajitos, disfraces, cenas, juegos sexuales de inspiración parafílica… ¡La pareja es para el que se la trabaja!

¿Inspiración parafílica?
Sí: juegos voyeuristas, fetichistas, sadomasoquistas, atarse, dominación-sumisión... Todo de forma suave, con variaciones esporádicas, y así alejarás a uno de los dos mayores enemigos del deseo: la rutina.

¿Cuál es el segundo enemigo del deseo?
La saturación. En pareja, el sexo es tan accesible, que te saturas. Y, claro, decae el deseo sexual.

¿Solución?
¡El ahorro sexual!

¿Reprimir la actividad sexual?
Dosificarse. Le doy a elegir a usted: ¿deseo sin relación... o relación sin deseo?

¡Viva el deseo!
Pues ya está: ¡un polvo de menos es mejor que uno de más!. Porque si el deseo se inhibe… ¡la pareja corre peligro! El deseo no acaba de golpe y porrazo... sino por exceso de porrazos y golpes (sexuales), ja, ja...

Su consejo sexual por excelencia es...
Elige pareja con buen acople sexual y juega y goza sin pensar en erección ni orgasmos.

¿Qué entiende por buen acople sexual?
Alguien que nos motive sexualmente. Es que el orgasmo coital es selectivo: una mujer puede ser anorgásmica coitalmente con un hombre y gozar con otro, ¡siendo este más limitado sexualmente que el primero!

Misterios del deseo, ¿eh?
¡El 35% de las mujeres no tiene orgasmo coital! Es su consulta sexológica más frecuente.

¿Qué les aconseja hacer?
Gozar del lance sin pensar en nada más.

¿Y qué consulta es la más frecuente entre hombres?
La impotencia psicógena. No es impotencia fisiológica, sino por sentirse “solo ante el peligro” ante la chica: cuanto más te interese ella y más activa sexualmente sea, ¡mayor será tu síndrome de “miedo al desempeño!”

¿Miedo a no “hacérselo bien”?
A no estar a la altura de la supuesta expectativa sexual de ella. Cuando el hombre era cazador y la mujer presa, estaba claro: él se excitaba persiguiendo. Pero desde que la presa deja de serlo y pide satisfacción...

El deseo se arruga.
Ella demanda “y yo, ¿qué?”, y él se dice “y yo, ¿cómo?” ¡El hombre pasa a vivir el sexo como tarea! Y eso es trabajoso: es inhibidor del deseo, pues. Ya veo chicos hoy que, pudiendo tener lances sexuales, ¡los rehúyen!

Pavor al gatillazo, está claro.
El hombre se siente responsable del placer de la mujer, y desarrolla sentimiento de tarea. ¡Eso es fatal!

¿Qué consejo da a ese hombre?
Comparte, ¡no compitas! Si la erección se va, ¡déjala irse (que ya volverá)!

¿Y qué opina de la farmacopea?
Cada vez son más jóvenes los usuarios de Viagra: es una sexualidad farmacológica.

¿Y qué puede hacer un hombre si ve que su pareja es más fogosa que él?
El hombre de mediana edad jamás podrá estar a la altura de la sexualidad femenina: ¡el error es pretenderlo! ¿Solución?. Habrá que ir acoplándose al deseo del que tiene menos, ¡y masturbación suplementaria!.

O infidelidad complementaria...
El 60% de los hombres y el 40% de las mujeres son infieles a los 10 años de relación, y los porcentajes tienden hoy a igualarse. El ser humano es así: monógamo imperfecto.

¿Qué otro tipo de consultas atiende?
Las de crecimiento personal, aplicando mi método, la terapia vital.

¿En qué consiste?
En aprender de lo que vives. Los buenos momentos son para disfrutarlos, los malos son para aprender: ¡sufrimiento productivo!

No sé si sé sufrir productivamente...
Es un modo de sufrir por el que dejas de sufrir para aprender de lo que sufres.

¿Cómo nació su terapia?
Por ser muy bajito: ¡de joven estaba muy acomplejado! En un guateque ligué con dos chicas, y al volver a casa pensaba: “De ser más alto me hubiese ligado a cuatro”. Ahí vi que me estaba neurotizando. “¡Basta!”, me dije, y empecé a aceptarme... y a crecer.

Crecer... ¿en qué sentido?
No podía ser más alto, ¡pero sí mejor!




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