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divendres, 13 de desembre del 2013

LA DIFICULTAD DE RECIBIR. Fábula.

Un leñador, acostumbrado al arduo trabajo de la tala de árboles, terminó casándose con una mujer que era exactamente su opuesto: delicada, suave, capaz de elaborar lindos bordados con sus dedos gentiles. Orgulloso de su esposa, él se pasaba todo el día en el bosque, realizando su trabajo, para que nada faltase en la casa.
Vivieron juntos durante muchos años y tuvieron tres hijos, que crecieron, estudiaron, se casaron y fueron a vivir a lugares lejanos. La pareja continuaba en la misma cabaña, pero, mientras el hombre se sentía cada vez más fuerte como consecuencia de su trabajo, la mujer empezaba a debilitarse. Su estado de salud empeoró de tal manera que ya no podía levantarse de la cama.
El marido ya no sabía qué hacer. Y una noche se puso a llorar:
–No me dejes –decía sollozando–. ¡Te necesito!
El brillo de los ojos de la mujer pareció retornar:
–¿Y sólo ahora me lo dices? En el momento en que nuestros hijos crecieron y partieron, yo sentí que mi vida había perdido su sentido. ¡Tú siempre fuiste tan independiente!
–Me daba vergüenza recibir tu cariño. Siempre me pareció que no merecía todo lo que hacías por mí.
A partir de ese día, la mujer se fue recuperando, volvió a caminar por el bosque y a realizar sus bordados. Su vida había vuelto a tener sentido porque alguien la necesitaba. Ella era capaz de recibir lo mejor que alguien le podía dar: su amor.
Paulo Coelho

1 comentari:

  1. Genial! M'encanta la historia. Realment fa dies que hi penso. Ja sé que l'article fa referencia a un pla més ampli (el de les emocions) però fins i parlant ara en un pla més material, just en aquestes festes, precisament, és quan a mi m'agrada més fer regals als meus amics i sempre em trobo amb el mateix. Que no tothom els accepta bé. Sembla que realment encara ens costa més rebre que donar, perquè estem massa inmersos en el xip del mercantilisme i hi ha el xip de: "Si tu em dones jo em veure obligat a donar-te també" I ens costa encara acceptar que algú pugui donar sense esperar res a canvi. Si no tornem el que ens donen ens sentim malament. I això és una pena, perquè aquesta reacció de resistencia al rebre pot frenar els impulsos de donar. I tot això crec que és extrapolable també al pla de les emocions. Crec que hauriem d'educar-nos més tant en el donar com en el rebre. Perquè socialment també, mentre donar està ben vist, rebre ho està menys, potser. Hauriem de començar a veure el rebre també com un acte de generositat en vers el que té el goig de donar. Potser això milloraria les coses.

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