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dimarts, 30 de setembre del 2014

Visualizar para crear. Pilar Jericó.

Si quieres conseguir algo, primero suéñalo. Así lo recomendaba uno de los grandes psiquiatras del siglo XX, Viktor Frankl. Durante la II Guerra Mundial, estuvo prisionero en campos de exterminio. Cuando se sentía muy hundido utilizaba una técnica: se veía a sí mismo dando una conferencia en una sala bien iluminada y cómoda frente a un atento auditorio, que escuchaba sus reflexiones. De este modo, Frankl estaba definiendo cómo le gustaría verse en unos años, se distanciaba de su amarga situación y se sentía más aliviado. Como decía el psiquiatra: “el prisionero que perdía la fe en el futuro -en su futuro- estaba condenado”. Y la explicación, volvemos a encontrarla en la ciencia.
Científicos de la Universidad de Northwestern en Chicago han descubierto que lo que imaginamos se superpone a aquello que realmente hemos vivido, lo que hace que nuestro cerebro no sea capaz de diferenciar entre lo que ha vivido y lo que ha imaginado. Dicho estudio, publicado por la revista Psychological Science, levantó un debate interesante en la comunidad científica entre partidarios y detractores, que todavía sigue abierto. Independientemente de ello, parece ser que la visualización tiene un poder que muchos desconocen pero que los deportistas de élite dominan a la maravilla. De hecho, los especialistas en tiro con arco aseguran que visualizar tan solo 10 minutos puede ser tan efectivo como 100 flechas tiradas, igual sucede con los motoristas de élite e incluso con los pilotos de fórmula uno. Su entrenamiento visual consiste en proyectar con su imaginación determinados hechos que más tarde tomarán cuerpo en la competición real. Si lo trasladas a tu vida privada, cuando quieres lograr algo, conviene primero soñarlo, en especial cuando se están atravesando momentos difíciles. Imagina cómo serías en un nuevo trabajo, con una nueva pareja, en un nuevo proyecto o cambiando de forma de ser… En definitiva, imaginando una nueva vida. Soñarla es el primer paso para alcanzarla, aunque haya personas que lo evitan. “Soñar es peligroso” me comentó un hombre después de una conferencia. Cuando le pregunté el motivo me argumentó que era para evitar la frustración: “Si sueñas mucho y luego no lo logras, ¿qué ocurre?”, dijo.
Personalmente, creo que hay que ser ambiciosos con los sueños y, luego, tener la capacidad para gestionar la frustración (o las sorpresas), porque la vida se encarga de ponernos a cada uno en nuestro sitio. El objetivo de soñar no es marcar objetivos imposibles, sino definir rutas de navegación. Si no tienes una visión personal, es como si estuvieras en medio del océano sin mapa ni rumbo o incluso, lo que es peor, que formes parte de la visión de otro. Si no tienes tu propio sueño, puedes formar parte del de otro. Y lo mejor es tomar conciencia de ello antes de despertar un día y percatarse de todo el tiempo perdido. Por eso, primero sueña y luego ponte manos a la obra. Del sueño no se vive, pero a veces es un buen pulmón para seguir adelante.


Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él. George Bernard Shaw, escritor irlandés, Premio Nobel (1856-1950)

Basado en el libro: Jericó, P. (2010): Héroes Cotidianos. Planeta


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