Palabras, imágenes, canciones, emociones que nos acompañan en nuestro camino.


dimecres, 19 de novembre del 2014

CUENTOS QUE ABREN PUERTAS. Jaume Soler y Mª Mercè Conangla.

«Los cuentos hablan de lo que hemos vivido, de ese lugar donde algo se perdió o no pudimos penetrar nunca. Su reino no es el reino de lo probable, sino de lo posible. Es decir, el reino del alma.”
Esas palabras del escritor Gustavo Martín Garzo nos recuerdan que, a cada instante, un nuevo cuento llega a nuestra vida e ilumina alguno de sus aspectos, posibilidades y significados. Elie Wiesel, superviviente de los campos de concentración y Premio Nobel de la Paz, escribió: «Dios hizo al hombre porque adora los cuentos». «Gracias a los cuentos –dice el filósofo humanista Sam Keen– parados en nuestro fugaz presente podemos saber que el sentido de nuestra existencia no será destruido por el paso del tiempo». Los cuentos nos llevan por rutas ignoradas a puntos clave de nuestra mente. Son las llaves de acceso a lugares recónditos donde parece imposible llegar porque desconocemos el camino. Este lenguaje especial nos permite descubrirnos y comprendernos mejor.
Los cuentos saltan las barreras de la razón y no requieren autorización. Permiten que personas de diferentes lenguas, culturas, estratos sociales, edades y momentos históricos compartan significados. Habitan fuera del tiempo, protegidos de contaminantes y racionalizaciones. Por esto son mágicos.

INTERPRETACIÓN PERSONAL
El maestro sufí contaba una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían su sentido.
–Maestro –le interpeló uno de ellos–. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado.
–Pido perdón por ello. Permíteme que en señal de reparación te ofrezca un melocotón.
–Gracias, maestro –respondió halagado el discípulo.
–Quisiera, para agasajarte, pelar tu melocotón yo mismo. ¿Me lo permites?
–Sí, muchas gracias –dijo el alumno.
–¿Te gustaría que, ya que tengo el cuchillo en mi mano, lo corte en trozos para que te sea más cómodo?
–Me encantaría, pero no quisiera abusar de tu generosidad...
–No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte. Permíteme también que lo mastique antes de dártelo.
–No, maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! –se quejó el discípulo.
El maestro hizo una pausa y dijo:
–Si yo os explicara el sentido de cada cuento sería como daros de comer una fruta masticada.

El significado de cada cuento es único e intransferible y responde a una pregunta singular y propia de cada persona. Nadie debe interpretar para otro su significado. Sería como masticar en su lugar. Nos corresponde a cada uno hacerlo.
¿Os ha sucedido que determinados fragmentos de un libro os pasaron desapercibidos y al releerlo, años más tarde, os admiráis de no haber subrayado deteminados párrafos que ahora halláis esenciales? Sencillamente, en aquel momento el mensaje que contenían no erapara vosotros. Nuestro momento vital, nuestros retos, preocupaciones, dificultades, estado emocional, creencias y edad... son filtros que criban lo que accede a nuestra mente. Solo lo que tiene significado penetra y el resto se elimina, se olvida o se queda dormido hasta que aparece algo que lo despierta. Entonces sale de su prisión y se hace consciente: a veces el despertador es un cuento.

RELATOS QUE CURAN
Un niño no suele preguntar: «¿Qué significa este cuento?». Simplemente, lo vive. Se deja impregnar por él. No antepone el raciocinio como un colador. Nos lanza preguntas, sobre la historia y los personajes, se ríe, llora, lucha o sufre con ellos, se entristece o alegra por lo que les sucede. Siempre se deja sorprender.
Contar o leer cuentos a los niños nos da la oportunidad de crear un clima lleno de energía emocional limpia y de emociones protectoras como el amor, la ternura, la alegría, la sorpresa, la confianza, la esperanza… Toda una oportunidad para permitirles dar salida a sus problemas y dejar que expresen las emociones que les hacen sufrir –los celos, la envidia, el miedo, la soledad–, viviendo primero los sinsabores con los protagonistas del cuento y saliendo vencedores con ellos de las situaciones más adversas.
Este espacio también nos puede aportar mucho a los adultos: aprender a gozar del presente, a escuchar mejor, a darnos permiso para sentir, a interrogarnos, a imaginar, a ser generosos, a sorprendernos. Juntos podemos soñar y también cultivar nuestro espíritu crítico para vivir intelectual y emocionalmente de forma más inteligente y ecológica. Al leerles o contarles un cuento creamos un espacio terapéutico compartido porque es un tiempo de comunicación, de contacto, de miradas, de risas, de preguntas... en el que los cuentos son el pretexto para tejer juntos espacios de vida, contacto humano y contacto de las almas. Una forma de decirles que nos importan y de transmitirles nuestro amor.

PROTEGERNOS SIN AISLARNOS
La serpiente sin amigos acudió a la sabia lechuza en busca de consejo:
–No tengo amigos. Todos se apartan de mí por miedo a mi mordedura.
–Pues deja de morder –le aconsejó la sabia lechuza.
Después de un tiempo, la serpiente volvió a visitar a la lechuza.
–¿Cómo te fue?
–Dejé de morder, pero ahora han dejado de temerme. Se ríen de mí, me insultan y me pegan.
–Yo te dije que dejaras de morder, no que dejaras de silbar.

Existen dos mecanismos instintivos básicos para alejarse del dolor provocado por las conductas invasivas o agresivas de los demás: la huida en todas sus formas –evasión, creación de barreras y defensas, autoengaño– o devolver la agresión. Ambas estrategias son profundamente desadaptativas porque suelen conducir a las persona al país de la soledad. Para hacer amigos y relacionarse positivamente con los demás es preciso hallar la distancia adecuada en cada momento. No se trata de ir a pecho descubierto, permitiendo que los demás abusen de nosotros o nos falten al respeto. Aquí no vale todo.
El cuento de la serpiente sin amigos nos lleva al difícil territorio del equilibrio. Es necesario poner límites al comportamiento de los demás sin valerse de conductas violentas que puedan dañarles. El aprendizaje de la autoprotección es todo un arte. Algunos cuentos pueden ayudar en ese camino de reflexión. Dejar de morder no supone dejar de silbar.

EFECTO BUMERÁN
La presencia de los demás es una condición ineludible de nuestra existencia. Eso nos hace responsables de nuestras acciones y de nuestras relaciones. Si no nos gustan los resultados que obtenemos será cuestión de revisar y cambiar lo que estamos emitiendo.
Un padre y su hijo estaban caminando por las montañas. De repente, el hijo se hizo daño y gritó:
–¡Aaaaaahhhhhh!
Sorprendido, oyó cómo la voz se repetía en algún lugar de la montaña:
–¡Aaaaaahhhhhh!
Con curiosidad, gritó:
–¿Quién eres?
Y la voz le respondió:
–¿Quién eres?
Se enfadó con la respuesta y gritó:
–¡Cobarde!
Y la respuesta que recibió fue:
–¡Cobarde!
Miró a su padre y preguntó:
–¿Qué esta pasando?
El padre sonrió y le dijo:
–Presta atención.
El padre gritó a la montaña:
–¡Te admiro!
La voz respondió:
–¡Te admiro!
Otra vez gritó el hombre:
–¡Eres un campeón!
La voz respondió:
–¡Eres un campeón!
El chico se sorprendió, pero no entendió. Así es que su padre le explicó:
–La gente lo llama eco, pero la verdad es que es la vida.

En los cuentos los débiles ganan a los fuertes, los problemas se resuelven y existen los finales felices. Al transitar por el cuento con los protagonistas realizamos un viaje interior que siembra semillas de transformación.

TODOS SOMOS VALIOSOS
Tanto de niños como de adultos es importante recordar que somos importantes y valiosos, y que podemos convertir nuestras aparentes debilidades en fortalezas si tenemos valor, constancia y elegimos bien nuestros objetivos. Los: yo no puedo, no seré capaz, ¡es tan poco lo que puedo aportar!... son creencias limitadoras que los cuentos nos ayudan a sustituir.
Pequeñas acciones pueden provocar grandes cambios en nuestra vida y en la de los demás.
–Dime lo que pesa un copito de nieve –preguntó un pajarito negro a la sabia paloma del bosque.
–Nada. Nada en absoluto –fue su respuesta.
–Si es así, tengo que explicarte una historia maravillosa –dijo el pajarito negro.
Y este fue su relato:
–Me posé en la rama de un abeto, cerca del tronco, y empezó a nevar lenta y copiosamente. Como no tenía nada que hacer, empecé a contar los copos a medida que iban cayendo encima de mi rama. El número fue exactamente: 3.741.952. Cuando cayó el copo 3.741.953 en mi rama –algo que parecía nada, casi imperceptible, como bien dices– la rama se quebró.
Habiendo dicho esto, el pajarito negro se puso a volar. La paloma, una autoridad en muchos temas desde tiempos de Noé, reflexionó a raíz de esta historia y se dijo:
–Tal vez solo falta la voz y la acción de tan solo una persona más para lograr la paz en nuestro mundo.

CONOCERSE MEJOR A TRAVÉS DE UN CUENTO
Los cuentos pueden trabajarse en forma de preguntas para establecer conexiones creativas entre la mente y las emociones.
Identificación. ¿Con qué personaje del cuento te identificas?¿Por qué?
Eje emoción. ¿Qué emociones aparecen?
Eje mente. ¿Qué se dice a sí mismo? (creencias)
Eje acción. ¿Qué crees que puede hacer diferente? (espacios posibles).
Proyección en el futuro. ¿Qué habría pasado si…?
Vínculos. ¿Qué otros personajes acompañan al protagonista?. ¿Te gustan? ¿Por qué? ¿Ayudan o causan más dificultades? ¿Cómo son?
Creatividad. ¿Cambiarías el final? ¿Qué otros finales puedes imaginar?
Aprendizaje. ¿Qué mensaje para ti puede encerrar este relato? ¿Cómo lo puedes aplicar en tu vida?

MIS CINCO CAJITAS DE COLORES
Este cuento puede servir para gestionar emociones caóticas de un modo muy creativo.
Cuando siento un nudo en el estómago me tumbo en el suelo y abro mis cajitas de colores.
Abro la caja roja y dejo que salten al suelo todas las emociones que guardo allí: ira, enojo, furia, cólera, irritación, frustración, miedo, impotencia, rabia, asco, vergüenza...
Abro mi caja negra y de ella salen, apagadas, la soledad, la tristeza, la desesperanza, el abandono, la pena, la angustia, la pesadumbre...
Abro mi caja verde y me encuentro, florecientes, la esperanza, la fe, la ilusión, la curiosidad, el consuelo, la confianza, la compasión...
Abro la caja amarilla y surgen palabras brillantes como el sol: amistad, amor, ternura, alegría, felicidad...
Abro la caja azul y, sin ruido, se despliegan la humildad, la gratitud, la serenidad, la calma, la paz...
Juego con ellas, dejo que se mezclen, las agrupo, las ordeno, las miro y las remiro. Luego decido con cuáles me quiero quedar.
Hoy he escogido tres palabras: verde-confianza, amarillo-amor y azul-calma. Las demás las he devuelto a sus cajitas. Por cierto... el nudo ya no está.
Este breve relato, que escribimos en nuestra obra La vida viene a cuento (Ed. RBA), puede convertirse en un espacio compartido de juego, creación y educación emocional. Os proponemos que busquéis unas cajas y las pintéis con vuestros hijos o alumnos de colores diferentes. Con cartulina, haced tarjetas con el nombre de diversas emociones y colocadlas en la caja que corresponda.
Cuando sintamos, niños o adultos, el nudo en el estómago… abrimos las cajas, sacamos las tarjetas, mezclamos las emociones, las reconocemos y clasificamos y ¡elegimos con cuáles nos queremos quedar!

A MODO DE FINAL
Con los cuentos podemos mejorar la comprensión de nosotros mismos, de los demás y del mundo pero para que sean preventivos o curativos será preciso aplicar en nuestra vida los aprendizajes realizados con ellos pasando a la acción amorosa, creativa y coherente. Solo esta nos transforma.

JAUME SOLER Y MARIA MERCÈ CONANGLA
LIBROS
J. Soler y M.M. Conangla han escrito diversas obras inspiradas en los cuentos:
• APLÍCATE EL CUENTO. Ed. Amat
• LA VIDA VIENE A CUENTO
• LA ECOLOGÍA EMOCIONAL. Ambas en Ed. RBA

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